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DECALAGO DEL BUEN PADRE

 

Nos ocupamos en esta ocasión de transcribir un documento que hemos encontrado en la revista Ser Padres donde se exponen diez ideas de cómo es el padre de hoy día, persona que asume sus obligaciones, su responsabilidad. Se trata de diez afirmaciones que a modo de decálogo resume básicamente cómo es o cómo debe ser un padre ejemplar, o cuando menos, responsable.

1. El padre ideal es padre desde el primer día.
Es decir, tiene contacto con el bebé desde que está en el mundo…, y desde antes: él también vivió el embarazo.

2. Está informado para conocer a su hijo.
Siempre sabe en qué etapa de su desarrollo se encuentra, cuáles son las cosas que ya sabe y qué estímulos son los que necesita en cada momento.

3. Propone ejercicios y juegos al niño.
Le desafía, lo estimula, le anima. Pero nunca le exige demasiado porque él sabe hasta dónde su hijo puede llegar.

4. Prohíbe lo que hay que prohibir.
Y exige lo que hay que exigir. Y siempre explica por qué manda una cosa o por qué niega otra. Así su hijo puede aprender de él qué reglas y qué normas, qué leyes y qué decretos rigen en la sociedad en la que se ha de integrar.

5. Proporciona al niño el entorno que necesita para su desarrollo.
Adecúa la casa para que el bebé pueda gatear, investigar y descubrir el mundo con sus manos. Se ocupa de que tenga juguetes interesantes y, en su momento, cuentos y libros adecuados y material para manualidades.

6. Enseña el mundo a su hijo.
Le abre los ojos frente a la Naturaleza y el Arte. Pero también le despierta su sentido crítico: le informa, le explica y responde a sus preguntas.

7. El buen padre es "uno de los dos padres"
El buen padre comparte con la madre, discute con ella sobre el estilo y los objetivos de la educación. Y a pesar de ello, las discrepancias entre ambos no sólo están permitidas sino que son convenientes. El niño tiene que aprender que determinadas cuestiones pueden admitir diferentes puntos de vista.

8. Tiene suficiente tiempo para su hijo.
Por muy ocupado que le tenga su trabajo. Este tiempo también se mide en calidad: cómo emplea esas horas -¡o esos minutos!, qué hace con el niño, qué sentimientos le transmite, qué estímulos le envía.

9. Nunca emplea castigos físicos.
Porque sabe que éstos no refuerzan su autoridad sino que la debilitan. El empleo de la fuerza es la muestra de su falta de argumentos.

10. El buen padre, por último, es consciente de que no debe delegar toda la responsabilidad en la madre de su hijo, ni siquiera si vive separado de ella.
Frases como "¿por qué no educas un poco mejor a este niño?", no figuran en el vocabulario de un buen padre.

     

CARTA DE UN HIJO A TODOS LOS PADRES DEL MUNDO

No me grites
Te respeto menos cuando lo haces. Y me enseñas a gritar a mí también y yo no quiero hacerlo.

Trátame con amabilidad y cordialidad igual que a tus amigos
Que seamos familia, no significa que no podamos ser amigos.

Si hago algo malo, no me preguntes por qué lo hice
A veces, ni yo mismo lo sé.

No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por ti (aunque sea para sacarte de un apuro). Haces que pierda la fe en lo que dices y me siento mal.

Cuando te equivoques en algo, admítelo
Mejorará mi opinión de ti y me enseñarás a admitir también mis errores.

No me compares con nadie, especialmente con mis hermanos
Si me haces parecer mejor que los demás, alguien va a sufrir (y si me haces parecer peor, seré yo quién sufra).

Déjame valerme por mí mismo
Si tú lo haces todo por mí, yo no podré aprender.

No me des siempre órdenes
Si en vez de ordenarme hacer algo, me lo pidieras, lo haría más rápido y más a gusto.

No cambies de opinión tan a menudo sobre lo que debo hacer
Decide y mantén esa posición.

Cumple las promesas, buenas o malas
Si me prometes un premio, dámelo, pero también si es un castigo.

Trata de comprenderme y ayudarme
Cuando te cuente un problema no me digas: "eso no tiene importancia..." porque para mí sí la tiene.

No me digas que haga algo que tú no haces
Yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas, aunque no me lo digas. Pero nunca haré lo que tú digas y no hagas.

No me des todo lo que te pido
A veces, sólo pido para ver cuánto puedo recibir.

Quiéreme y dímelo
A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo.

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